Citado en reportaje de Univision por Jorge Cancino el 4 de abril de 2018

Cancino, Jorge. 2018. Inmigrantes le dicen a Trump que no son “violadores” y que “los malos no viajan a EEUU”. Univisión 4 April. <https://www.univision.com/noticias/inmigracion/inmigrantes-le-dicen-a-trump-que-no-son-violadores-y-que-los-malos-no-viajan-a-eeuu>.

En marzo de 2013, un año antes del crecimiento del flujo de inmigrantes centroamericanos indocumentados hacia la frontera con Estados Unidos, Elizabeth Kennedy, profesora e investigadora de la Universidad Estatal de San Diego y de la Universidad de California en Santa Bárbara, California, anticipó la crisis de niños en la frontera y el gobierno federal estadounidense no tomó medidas para aumentar su capacidad de respuesta a la emergencia humanitaria.

Cinco años más tarde, Kennedy dice que la violencia sigue siendo “la principal causa de migración a Estados Unidos”, al igual que hace cinco años.

Pero aclara que, “cuando se habla de violación sexual, siempre es importante recordar que, en cualquier parte del mundo, la mayoría de las víctimas de violación no denuncian este crimen”.

Kennedy advierte que existe una ‘cifra negra’, “un subregistro de casos de violación sexual, sobre todo de hombres”, y que el verdadero número de casos “es aún más grande de lo que se sabe hasta ahora”.

La falta de estadísticas que muestren lo gravedad del problema de la violación sexual se debe principalmente al factor miedo. “Para las personas del Triangulo Norte (Guatemala, El Salvador y Honduras), donde es peligroso denunciar cualquier tipo de crimen, debemos asumir que los casos no denunciados sobrepasan niveles mundiales”, indica.

La investigadora añade que no existe documentación suficiente sobre violación sexual en los tres países del Triángulo Norte, y que, aunque en el último tiempo se ha detectado una mejoría en El Salvador “con más atención a las victimas”, esto debido a, quizás, “que las autoridades están recibiendo más denuncias, lo cierto es que muy pocos casos resultan en condena”.

También precisa que las condenas “son aun menos común para víctimas niñas y mujeres, lo cual podría ser una señal de que el Estado no toma en cuenta el crimen que afecta más a las mujeres. Esta dinámica genera que ellas no denuncien este deplorable crimen, aunque la violencia sexual es bastante común en este país”, apunta.

El trauma

Kennedy también señala que, “en nuestros estudios documentamos casos de violación sexual entre mujeres y hombres, niñas y niños que huyeron, y casi todos esperaron más de un año para contarlo a alguien, generalmente cuando se sintieron más seguros, por ejemplo, en Estados Unidos durante el proceso de pedir asilo. Y ninguno lo denunció a autoridades en el país de nacimiento”.

“Han llevado consigo un gran trauma. Han tenido muchas pesadillas, han revivido muchas veces la traumática experiencia, por mucho tiempo. Se han deprimido, lloran sin parar, a veces por dos o tres días sin ser capaces de levantarse de sus camas. Tienen miedo de salir de sus habitaciones o de sus casas, aún dos o tres años después de cometida la violación”, explica.

Las víctimas que emigran a Estados Unidos “también llevan una gran vergüenza de compartir el hecho o los hechos, porque se sienten culpables. Varias personas que hemos entrevistado en nuestros estudios dicen que ser violada sexualmente es sufrir una muerte espiritual. El cuerpo sigue en la tierra, pero el espíritu se rompe por al menos un tiempo, especialmente porque en el caso de violación sexual de niñas, niños y mujeres, el agresor es alguien conocido”.

“El gran problema es que la mayoría de las víctimas de violación sexual no denuncia el crimen”, indica la investigadora.

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