Month: June 2014

Research profiled by Efe’s Ivan Mejia and run in over 20 outlets in Colombia, Ecuador, El Salvador, Honduras, Mexico, Peru and the U.S.

INVESTIGACIÓN DESCRITA POR EFE’S IVAN MEJIA Y CIRCULADA EN MÁS DE 20 PUNTOS DE VENTA EN COLOMBIA, ECUADOR, EL SALVADOR, HONDURAS, MÉXICO, PERÚ Y LOS EE.UU.

In addition to thanking Ivan Mejia for his excellent work, I want to thank Francisco Membreno for the photos he took.

Además de agradecer a Iván Mejía por su excelente trabajo, quiero agradecer a Francisco Membreño por las fotografías que tomó.

At Efe on 27 June: http://www.efe.com/efe/noticias/english/world/most-central-american-children-flee-from-threats-and-violence-study-says/4/2060/2356421?utm_source=wwwefecom&utm_medium=rss&utm_campaign=rss

At Yahoo! Noticias en Espanol on 27 June: https://es-us.noticias.yahoo.com/mayor%C3%ADa-menores-centroamericanos-huye-amenazas-violencia-estudio-180100084.html and https://mx.noticias.yahoo.com/fotos/shm01-angeles-ca-eeuu-27-06-2014-investigadora-photo-182508982.html

At Univision and numerous local outlets on 27 June: http://feeds.univision.com/feeds/article/2014-06-27/mayoria-menores-centroamericanos-huye-por?refPath=/www

At the Global Post on 27 June: http://www.globalpost.com/dispatch/news/agencia-efe/140627/most-central-american-children-flee-threats-and-violence-study-says

At El Salvador’s El Diario de Hoy on 27 June: http://www.elsalvador.com/mwedh/nota/nota_completa.asp?idCat=47673&idArt=8891711 At La Vanguardia on 27 June: http://www.lavanguardia.com/vida/20140627/54410498785/mayoria-menores-centroamericanos-huye-por-amenazas-y-violencia-segun-estudio.html

At Colombia’s Caracol on 27 June: http://www.caracol.com.co/noticias/internacionales/mayoria-menores-centroamericanos-huye-por-amenazas-y-violencia-segun-estudio/20140627/nota/2295794.aspx At HolaCiudad! on 27 June: http://www.holaciudad.com/mayoria-menores-centroamericanos-huye-amenazas-y-violencia-segun-estudio-n460558

At Peru’s La Republica on 27 June: http://www.larepublica.pe/27-06-2014/estudio-revela-que-mayoria-de-menores-centroamericanos-huyen-por-violencia At Houston’s La Voz on 27 June: http://lavoztx.com/news/2014/jun/27/mayoria-menores-centroamericanos-huye-por-amenazas/

At San Antonio’s La Prensa on 27 June: http://www.laprensasa.com/309_america-in-english/2604440_most-central-american-children-flee-from-threats-and-violence-study-says.html

At the San Diego Union Tribune‘s Vida Latina on 27 June: http://www.vidalatinasd.com/news/2014/jun/27/most-central-american-children-flee-from-threats/

At 24 Horas on 27 June: http://www.24-horas.mx/ninos-centroamericanos-huyen-de-su-pais-por-amenazas-y-violencia-estudio/

At infobae on 27 June: http://www.infobae.com/2014/06/27/1576520-la-mayoria-los-menores-centroamericanos-huye-sus-paises-amenazas-y-violencia

At Noticias3.es on 27 June: http://noticias3.es/noticias/mayoria-menores-centroamericanos-huye-por-amenazas-y-violencia-segun-estudio

At Terra on 27 June: http://noticias.terra.com.mx/mundo/norteamerica/mayoria-menores-centroamericanos-huye-por-amenazas-y-violencia-segun-estudio,3433fb8d47ed6410VgnCLD200000b2bf46d0RCRD.html

At Hondura’ La Prensa on 28 June: http://www.laprensa.hn/honduras/apertura/723887-98/no-env%C3%ADen-a-sus-hijos-a-la-frontera-pide-obama-a-padres#panel1-7

At Honduras’ TeleProgreso: http://www.teleprogreso.tv/micanal/?p=45089 At El Tiempo on 28 June: http://www.eltiempo.com.ec/noticias-cuenca/145030-menores-huyen-a-ee-uu-por-amenazas-y-violencia/

At Diario de Yucatan on 28 June: http://yucatan.com.mx/internacional/norteamerica/la-migracion-infantil-la-ocasiona-el-miedo

At El Nuevo Diario on 28 June: http://www.elnuevodiario.com.ni/internacionales/323437-sica-alza-voz-ninos-migrantes

At Centinela Digital on 28 June: http://www.centineladigital.com/news/39796 At LibrePrensa.com: http://libreprensa.com/k/refugiados-de-naciones-unidas/1355146

At Etorno Inteligente: http://www.entornointeligente.com/articulo/2736940/MEXICO-Ninos-centroamericanos-huyen-de-su-pais-por-amenazas-y-violencia-estudio-  

Spanish-language InSight Crime article published on Excelsior on 28 June

ARTÍCULO DE INSIGHT CRIME PUBLICADO EN ESPAÑOL EN EXCELSIOR, EL 28 DE JUNIO

Read it here/Puedes leer aquí: http://www.excelsior.com.mx/global/2014/06/28/967827

En El Salvador se viven tiempos de horror

Miles de padres prefieren que sus hijos dejen su país a que tengan que crecer en medio de la violencia y la delincuencia

SAN SALVADOR, 28 de junio.— Una madre lloraba. Ya había perdido a su hija cuatro años antes, cuando un miembro de una pandilla cortejó a su pequeña niña, la golpeó y le infundió tanto miedo que escapó y nunca se supo más de ella. Ahora, tenía la esperanza de mantener a sus dos hijos lejos de ese mismo destino.

Era una tarea difícil. Hace tres años, cinco miembros de una pandilla golpearon a su hijo mayor, de 17 años, cuando iba a casa desde la escuela por no haberse unido a la pandilla tres. Su hijo más joven, de 13 años, enfrentó la misma presión. La familia huyó de la zona antes de que él también fuera golpeado. Era la quinta vez que se mudaban en cuatro años.

Ahora, los dos chicos se quedan en casa, con miedo a lo que podría suceder si salen. Afuera, dos de las pandillas más grandes de El Salvador —Mara Salvatrucha (MS-13) y Barrio 18— y una serie de otras maras locales, están al acecho.

Están desesperados

“Éste no es un lugar para los niños”, dice la madre.

Éstos son tiempos de desesperación, en lo que varios encuestados en mis más de 400 entrevistas, describieron como “tiempos de horror”. Aquí yace la verdadera crisis humanitaria, no en Estados Unidos sino en El Salvador, Guatemala y Honduras, de donde huyen miles de niños y adultos.

Las tasas de homicidios reportadas en la prensa local son más altas hoy que durante las guerras civiles declaradas en El Salvador y en Guatemala hace unas décadas. La tasa de homicidios de Honduras sólo es eclipsada por Siria y, posiblemente, por Sudán del Sur. Con los asaltos, las desapariciones, las extorsiones y las violaciones también en máximos históricos, deben ser mejores en cualquier otro lugar.

Como resultado, más y más niños de estos países están llegando a Estados Unidos: entre 6,000 y 8,000 hasta 2011, aproximadamente 14,000 en 2012, casi 24,000 en 2013, y una probable alza a 60,000 este año.

Los políticos estadunidenses han dicho a la prensa que estos niños son atraídos a Estados Unidos por las políticas implementadas por el gobierno de Obama. Dicen que legislaciones del país, como DACA y la posible reforma migratoria, están llevando a los centroamericanos hacia el norte.

Pero sólo en una de las entrevistas que completé antes de que el presidente Obama designara la situación como una crisis, un niño me preguntó acerca del “DREAM act”. Quince habían oído que Estados Unidos trataba a los niños de manera diferente y querían saber cómo. En los otros casos, el conocimiento de la forma en que funciona el sistema estadunidense es limitado. En los ocho meses que he estado aquí no he oído anuncios de radio ni iglesias que anuncien que los niños no serán deportados.

Es más, después de conocer a cientos que han huido de zonas donde sus vecinos, familiares o amigos han sido amenazados o asesinados, estoy convencida de que las razones se encuentran en la violencia.

Entre las primeras 322 entrevistas que hice con los niños migrantes salvadoreños entre enero y mayo, el porcentaje más alto (60.1 por ciento) mencionó al crimen, las amenazas de pandillas o la violencia, como la razón de su migración.

En los últimos dos años, los informes de Niños en Necesidad de Defensa (KIND, por sus siglas en inglés), del Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR), de la Conferencia de Obispos Católicos de Estados Unidos, y de la Comisión de Mujeres Refugiadas, han citado cifras similares de las entrevistas con niños migrantes en Estados Unidos.

Es lógico. De los 322 menores de edad que entrevisté, 198 tienen en sus vecindarios al menos una de las pandillas (vecindario es la estructura más pequeña que mencionaron, es decir, su colonia, cantón, caserío, lotificación o barrio, dependiendo de si viven en una zona urbana o rural). Aquellos que no observaron la presencia de pandillas dijeron que esperaban que una llegara pronto.

Otros 130 dijeron que asisten a una escuela con presencia de pandillas cerca, 100 asisten a una escuela con pandillas adentro, 109 han sido presionados para unirse a una pandilla y 22 de ellos fueron agredidos por negarse. 70 dejaron la escuela. Más de 30 dicen que se han hecho prisioneros en sus casas, que ni siquiera van a la iglesia. El sentimiento es generalizado. Los menores de edad entrevistados viven en las zonas rurales y urbanas de todos los departamentos (provincias).

El gobierno de El Salvador no ha proporcionado una respuesta adecuada. Numerosas personas aquí dicen que las dos agencias de protección infantil en El Salvador  —el Consejo Nacional de la Niñez y la Adolescencia (CONNA) y el Instituto Salvadoreño para el Desarrollo Integral de la Niñez y la Adolescencia (ISNA)— responden con poca frecuencia a los abusos reportados, al homicidio de los padres o al embarazo de menores de edad. La legislación aprobada en 2009 no deja claro de qué se encarga cada agencia. Tampoco tienen fondos adecuados, ni programas para los niños perseguidos por las pandillas o para los que quieren salirse de ellas.

También hay poca confianza en la policía, en el ejército y en otras agencias gubernamentales. Sólo 16 niños migrantes dijeron haber reportado inseguridad cuando la experimentaron. De estos, dos afirmaron que las amenazas habían aumentado; ocho que la policía se negó a redactar un informe y seis informaron que no había pasado nada después de hablar con las autoridades. En uno de los casos, un violador acusado todavía vive al lado de la casa de la víctima.

El miedo a las autoridades está bien fundamentado. Muchos dicen que las pandillas tienen fuentes de información entre la policía, las oficinas de la Fiscalía General y los vecinos del barrio. Como me dijeron varios de ellos: “Nunca se sabe quién es quién”. Tres contaron historias de jóvenes que presentaron quejas y que luego fueron detenidos como sospechosos, por ser considerados miembros de las pandillas por la policía. La policía golpeó a un joven tres veces porque trabajaba hasta tarde y fue acusado de ser miembro de una pandilla por estar en la calle.

Estados Unidos no es siempre la primera opción. Muchos se mueven dentro de El Salvador. Según una encuesta del Instituto Universitario de Opinión Pública (IUDOP) de Centroamérica, aproximadamente 130,000 salvadoreños se vieron obligados a trasladarse dentro del país en 2012. Un tercio se había trasladado previamente.

A menudo, las mismas amenazas a la vida reaparecen (por esta razón, se requiere que la policía se traslade cada dos años). Trece de los niños con los que hablé intentaron cambiarse. Sólo uno, que llevaba menos de un mes en la nueva dirección, encontró un descanso.

Enfrentándose a pocas opciones en su hogar, ruedan los dados y empiezan a trazar rutas a través de México hacia Estados Unidos. La mayoría sabe que, incluso si llegan a Estados Unidos, los solicitantes de asilo de Centroamérica suelen ser rechazados y deportados.

De hecho, entre 2008 y 2012, hasta 98 por ciento de los casos guatemaltecos, hondureños y salvadoreños fueron rechazados. Aún así, porque están desesperados, explican, la posibilidad de lesiones o de morir en ese peligroso viaje es una apuesta que supera a una muerte segura en su hogar.

En un informe publicado en diciembre de 2013 por la Universidad Tecnológica de El Salvador y El Comité de Estados Unidos para Refugiados e Inmigrantes, 59 por ciento de las mujeres y 57 por ciento de los hombres respondieron que renunciaron a sus Derechos Humanos durante la migración. El 57 por ciento de las mujeres y 61 por ciento de los hombres dijeron estar dispuestos a soportar asalto, violación, trabajo forzado, secuestro, muerte o cualquier otra cosa que pudiera suceder.

Aunque más de 90 por ciento de los niños tienen un miembro de su familia en Estados Unidos, sólo 35 por ciento mencionó la reunificación como una razón para su emigración. Un padre dijo que no quería volver a estar lejos de su hijo, pero después de una serie de asesinatos en su ciudad, se preocupaba todo el tiempo.

Los abuelos sienten que son demasiado viejos para defender a sus nietos de las amenazas de las pandillas. Una tía se preocupaba que por mantener a su sobrino pondría a sus propios hijos en riesgo. En todos los casos, las familias decidieron que la seguridad a largo plazo en Estados Unidos vale el riesgo de corto plazo que representa migrar, y los padres en Estados Unidos temen regresar a sus países de origen debido a la alta violencia.

El gobierno de Estados Unidos a menudo ha estado en el lado equivocado de este debate o ha decidido quién se puede quedar y quién se debe ir, basándose en motivos políticos y no humanitarios. Ahora tenemos que responder a las personas que necesitan nuestra protección. No hacerlo sólo exacerbará los problemas actuales y generará otros nuevos.

* Elizabeth G. Kennedy es una académica de Fulbright que realiza una investigación con los niños migrantes salvadoreños que tienen la esperanza de llegar a Estados Unidos.

Quoted in Univision article by Jorge Cancino on 26 June

CITA EN ARTICULO DE UNIVISIÓN POR JORGE CANCINO, EL 26 DE JUNIO

Para leer el artículo completo, “El exodo de ninos tiene miles de razones que ponen en aprietos al gobierno de Barack Obama” por Jorge Cancino, entra en este link: http://noticias.univision.com/article/2002562/2014-06-26/inmigracion/noticias/el-exodo-de-ninos-tiene-miles-de-razones

For the full article, “El exodo de ninos tiene miles de razones que ponen en aprietos al gobierno de Barack Obama” by Jorge Cancino, click this link: http://noticias.univision.com/article/2002562/2014-06-26/inmigracion/noticias/el-exodo-de-ninos-tiene-miles-de-razones .

Miedo, la principal causa
Para Elizabeth Kennedy, profesora de la Universidad Estatal de San Diego y de la Universidad de California en Santa Barbara, California, el miedo y las amenazas de muerte son las principales causas del éxodo hacia Estados Unidos en el último tiempo.
“He logrado más de 400 entrevistas a migrantes de El Salvador que quieren llegar a Estados Unidos”, dijo Kennedy, una experta en el tema. “Analicé los primeros 322 y entre ellos el 60.1% dijo que huía por el miedo que tienen del crimen, las amenazas de las maras y la violencia”.
Agregó que 35% de los migrantes van en busca de sus familias y que “ese número dice mucho, porque más del 90% tienen familiares en Estados Unidos, y de ellos más del 50% tienen su mamá, su papá o los dos padres allá”.
“Sólo el 35% da como razón la migración al norte”, pero la mayoría argumenta el miedo y la reunificación familiar.
Otros hallazgos hechos por Kennedy revelan que 31.6% de los migrantes tiene planes de estudiar; más del 50% tienen mas que una razón para migrar y que el estudio es una razón que casi nunca está sola: la acompañan el miedo, las maras y la violencia, la principal de todas las razones del éxodo.
Nadie cuenta nada
De la posibilidad de que grupos organizados en Estados Unidos habrían ayudado a empujar el éxodo aprovechándose del miedo generado por la violencia, Kennedy dijo que la mayoría de los inmigrantes que ha entrevistado para su estudio “prefieren no hablar de eso” y que no cuentan mayor cosa “sobre la ruta que siguen al norte”.
Respecto a si están involucrados los carteles mexicanos en el éxodo, sobe todo de niños, la investigadora respondió que “supuestamente”, y que uno o dos carteles son los que controlan casi todas las rutas de los inmigrantes hasta la frontera del suroeste de Estados Unidos.
Del futuro inmediato, Kennedy anticipó que “hay muchos centroamericanos que están huyendo de sus países y no tienen opción de quedarse. Quedarse es morir y ellos prefieren tomar un alto riesgo y sobrevivir que esperar la muerte”.
“Hasta que no se traten las raíces del problema -las altas cifras de la violencia, la pobreza extrema y familias transnacionales- el éxodo va a seguir. Es importante que los políticos piensen a largo plazo en vista de que se trata de un problema complejo con soluciones complejas”, indicó.
En cuanto al total de niños que han emigrado de Centroamérica al norte en el último año, Kennedy dijo que “nadie puede saber ese numero real, porque hay muchos que se van sin ser detectados y llegan a Estados Unidos sin ser detenidos. Solo sabemos que entre 6,000 y 8,000 fueron agarrados por año hasta el 2011, que en el 2012 la cifra se elevó a casi 14,000, subió a 24,000 en el 2013 y supuestamente hasta 90,000 este año”.

Live interview on Arizona’s KTAR 92.3 FM on 27 June, at 10:00 AM, PST

Broadcast available here: http://ktar.com/?nid=65&a=305821&p=2&n=

In the segment, I discuss the reasons I’m finding for why child migrants leave El Salvador, the context of crime and violence in Central America versus the United States, the dangers along the journey (and how poor migrant families can pay a smuggler), the way the U.S. system received child migrants prior to June 2nd’s urgent humanitarian situation designation, and my concerns about expedited deportations for children and Central American adults who fear for their lives.

 

ENTREVISTA EN VIVO EN LA KTAR 92.3FM DE ARIZONA, EL 27 DE JUNIO, 10:00AM, PST

Transmisión disponible aquí: http://ktar.com/?nid=65&a=305821&p=2&n=

En este segmento, discuto las razones que he encontrado de por qué los niños migrantes abandonan El Salvador, el contexto de crimen y violencia en Centro América versus los Estados Unidos, los peligros a lo largo del viaje (y cómo las familias migrantes pobres pueden pagar un “pasador”), la forma en que el sistema estadounidense recibe a los niños migrantes previo a la designación de situación humanitaria urgente el 2 de junio, y mis preocupaciones sobre las exportaciones expeditas de niños y adultos centroamericanos que temen por sus vidas.

Extensively quoted in Vox article by Dara Lind on 27 June

For the full article, “Immigration reformers’ favorite spin on the child migrant crisis is dead wrong,” by Dara Lind, go to this link: http://www.vox.com/2014/6/27/5845832/immigration-reformers-favorite-spin-on-the-child-migrant-crisis-is.

According to Elizabeth G. Kennedy, a Fulbright scholar researching child migrants in El Salvador, most migrants and their families don’t know very much about the system at all. When asked whether any of the migrants she interviewed were thinking about possibilities for future reform in the US, Kennedy answered flatly, “No.”

El Salvador, for its part, only started paying attention to the child migrant crisis a few weeks ago, when President Obama declared the issue a “humanitarian crisis” — and Kennedy suspects that was only big news because the Salvadoran government worried it had implications for their relations with the United States. Before that, she says, “there was very little knowledge — even in the highest echelons of Salvadoran society — about the system for child migrants in the United States.”

“People who have to migrate through Mexico are not the elite — at all,” Kennedy says. “So their knowledge of immigration reform is very limited.” The families she works with at the migrant return center started asking her about the system for children in the US after the Salvadoran media covered President Obama’s comments —  but none of them had asked her about it before.

Overall, Kennedy says, fifteen of the 400-plus migrant children she’s interviewed knew that the system was somehow different for children in the US than for adults. But some of them thought it was harder to enter the US as a child — and thought they were supposed to lie about their age.

The coyotes smuggling migrants through Mexico and into the US might be responsible for spreading some of this information and misinformation, but it’s impossible to know for sure. “I actually imagine that the information changes along the route,” Kennedy says. “I wouldn’t put it past smuggling networks to let children know, ‘Hey, you can present yourself to Customs and Border Protection officers’ once they get to the US-Mexico border. They are not telling them ahead of time.” On the other hand, the families she’s talked to don’t trust anything coyotes tell them about the United States anyway.

This means that it might be hard for Congress to send a message to countries like El Salvador by simply enacting immigration reform (or by stepping up enforcement).

It’s hard to change the main law benefiting Central American migrants

Kennedy, like other Central American experts, thinks the main factor driving children and families to the United States is their fear of staying in their home countries. “This is not people seeking out a better life for themselves,” she says. “This is not people trying to game a system. This is people trying to survive.”

As it happens, there are international laws that require countries to take in people in that situation — people who are running for their lives but don’t necessarily have legal paperwork. That’s why the asylum system exists. And Central Americans have been leaving their home countries to seek asylum elsewhere in North America, including Mexico and Nicaragua, for the last few years.

Sixty percent of Kennedy’s interviewees said that they were fleeing El Salvador because of fear of organized crime, gang threats, or violence. That’s consistent with other reports estimating that at least half of the current child migrants in the US would be eligible for some sort of humanitarian relief.

 

CITA EXTENSA EN ARTÍCULO DE VOX POR DARA DARA LIND, EL 27 DE JUNIO

De acuerdo a Elizabeth G. Kennedy, una académica Fullbright investigando a los niños migrantes en El Salvador, la mayoría de migrantes y sus familias no saben mucho sobre el sistema. Cuando se le preguntó si alguno de los migrantes que entrevistó estaba pensando en las posibilidades de una futura reforma en EEUU, Kennedy responde con simpleza, “No.”

El Salvador, por su parte, solo empezó a prestar atención a la crisis de niños migrantes hace pocas semanas, cuando el presidente Obama declaró el asunto como “crisis humanitaria” – y Kennedy sospecha que solo fueron noticias relevantes porque el gobierno salvadoreño se preocupó por que esto tuviera implicaciones en sus relaciones con Estados Unidos. Antes de eso, ella dice, “hubo muy poco conocimiento, inclusive en los más altos escalones de la sociedad salvadoreña – sobre el sistema para niños migrantes en Estados Unidos”.

“La gente que ha tenido que migrar a través de México no son élite – para nada”, dice Kennedy. “Por lo que su conocimiento de la reforma migratoria es muy limitado.” Las familias con las que trabaja en el centro de retorno de migrantes empezaron a preguntarle sobre el sistema para los niños en los Estados Unidos  luego de que los medios salvadoreños le dieran cobertura a los comentarios del presidente Obama – pero nadie se lo había preguntado antes.

Sobre todo, dice Kennedy, quince de los más de 400 niños migrantes que ella entrevistó sabían que el sistema era de alguna forma distinta para niños que para adultos. Pero algunos de ellos pensaron que era más difícil entrar a Estados Unidos como un niño – y pensaron que se suponía que debían mentir acerca de su edad.

Los coyotes pasando migrantes a través de México hacia Estados Unidos deben ser responsables por propagar esta información y desinformación, pero es imposible saberlo con seguridad. “Realmente pienso que la información cambia a lo largo de la ruta”, dice Kennedy. “No me extrañaría que las redes de los coyotes dejen saber a los niños, ‘Oye, te puedes presentar con los oficiales de aduanas y fronteras” una vez que ellos hayn cruzado la frontera con México, no antes de tiempo.” Por otro lado, de todas formas, las familias a las que les ha hablado no confían en nada de lo que los coyotes le dicen sobre los Estados Unidos.

Esto significa que debe ser difícil para el Congreso enviar un mensaje a países como El Salvador simplemente promulgando una reforma inmigratoria (o intensificando su aplicación). 

Es difícil cambiar las principales leyes que benefician a los migrantes centroamericanos

Kennedy, como otros expertos centroamericanos, piensa que el principal factor que empujan a los niños y familias hacia los Estados Unidos es su temor a continuar en sus países de origen. “No es gente buscando una mejor vida para sí mismos”, dice ella. “No es gente tratando de jugar con el sistema, es gente tratando de sobrevivir”.

En tanto esto ocurre, hay leyes internacionales que exigen a los países admitir gente en esa situación – gente que huye por su vida pero que no necesariamente tienen papeles legales. Por eso es que existe el sistema de asilo. Y los centroamericanos han estado abandonando sus países de origen para buscar asilo en algún otro lado en América del Norte, incluyendo México y Nicaragua, en los últimos años.

Sesenta por ciento de los entrevistados por Kennedy que abandonaron El Salvador por el temor al crimen organizado, amenazas de pandillas, o violencia. Eso es consistente con otros reportes que estiman que por lo menos la mitad de los actuales niños migrantes en los Estados Unidos son elegibles para algún tipo de socorro humanitario.

OpEd on why child migrants leave Central America published by InSight Crime

To read the article at InSight Crime’s site, go here: http://insightcrime.org/news-analysis/no-place-for-children-central-americas-youth-exodus .

‘No place for children’: Central America’s Youth Exodus

  • Written by Elizabeth G. Kennedy*
  • Monday, 23 June 2014

Rival politicians, and some press accounts, blame what they call the Obama administration’s lenient policy towards immigrant youth for luring thousands of unaccompanied children from Central America to the US. After hundreds of interviews with minors in El Salvador, researcher Elizabeth Kennedy* says the reason youth flee is simple: gang violence.

A mother cried. She had already lost her daughter four years earlier when a gang member courted her little girl, beat her, and then instilled so much fear in her that she ran away never to be heard from again. Now, this mom hoped to keep her two sons from the same fate.

It was proving difficult. Five gang members had beaten her older son, 17, on his way home from school when he did not join the gang three years earlier. Her youngest, 13, faced the same pressure. The family fled the area before he too was beaten. It was the fifth time they had moved in four years.

Now both boys stay home, afraid of what might happen if they leave. Outside, El Salvador’s two largest gangs – Mara Salvatrucha (MS13) and 18th Street – and a host of other homegrown maras lurk.

They are “desesperados,” or desperate.

“This is no place for children,” the mother says.

These are desperate times in what several respondents in my more than 400 interviews describe as “a time of horror.” Here lies the true humanitarian crisis, not in the United States but in El Salvador, Guatemala and Honduras from where thousands of children and adults are fleeing.

Homicide rates reported in local press are higher today than during declared civil wars in El Salvador and Guatemala a few decades ago. In Honduras, the murder rate is eclipsed only by Syria and possibly South Sudan. With assault, disappearance, extortion and rape also at all-time highs, anywhere else must be better.

SEE ALSO: Coverage of Homicide

As a result, more and more children from these countries are arriving to the United States: between 6,000 and 8,000 through 2011; approximately 14,000 in 2012; nearly 24,000 in 2013 and likely upward of 60,000 this year.

Politicians in the United States have said in the press that these children are pulled to the US by policies implemented by the Obama Administration. They say US legislation like DACA and possible immigration reform is pulling Central Americans North.

But in only one of the interviews I completed prior to President Obama’s crisis designation did a child ask me about the DREAM Act. Fifteen heard the US treated children differently and wanted to know how. Otherwise, knowledge of the way the US system works is limited. Similarly, in the eight months I have been here, I have heard no radio ads or churches announcing that children will not be deported.

What’s more, after meeting hundreds fleeing areas where their neighbors, family or friends have been threatened or killed, I am convinced the reasons lie in the violence. Among the first 322 interviews I did with Salvadoran child migrants conducted between January and May, the largest percentage (60.1 percent) of boys and girls list crime, gang threats or violence as a reason for their emigration. In the past two years, reports by KINDUNHCR, the United States Conference of Catholic Bishops and the Women’s Refugee Commission have cited similar numbers from interviews with child migrants in the US.

It stands to reason. Of the 322 minors I interviewed, 198 have at least one gang in their neighborhood. (Their neighborhood is the smallest structure they listed, i.e., their colonia, canton, caserio, lotificacion or barrio, depending on if they live in an urban or rural area.) Those who did not note a gang presence said they expect one to arrive soon. Another 130 said they attend a school with a nearby gang presence. One hundred attend a school with gangs inside; 109 have been pressured to join the gang, 22 of whom were assaulted after refusing. Seventy have quit school. More than 30 said they have made themselves prisoners in their own homes; they do not even go to church. The feeling is widespread. I interviewed minors from rural and urban areas of every province.

SEE ALSO: Coverage of MS13 and Barrio 18

The Salvadoran government has not provided an adequate response. Numerous people here say that the two child protection agencies in El Salvador – the National Council for Childhood and Adolescence (CONNA) and the Salvadoran Institute for Childhood and Adolescence (ISNA) – infrequently respond to reported abuse, parental homicide or underage pregnancy. Legislation passed in 2009 makes which agency is responsible for what unclear. Neither is adequately funded nor has programs for children persecuted by gangs or for children wanting out of gangs.

There is also little confidence in the police, military or other government agencies. Only 16 child migrants who said they had experienced insecurity reported it. Two of the 16 who made reports said they had received increased threats; the police refused to write up a report for eight of those who reported problems, and six said nothing happened after they spoke to authorities. One’s accused rapist still lives next door.

Fear of authorities is well-founded. Many say gangs have sources of information among police, attorney general offices, and neighborhood residents. As several of them told me, “You never know who is who.” Three told stories of youth who made complaints and were then detained as suspected, rival gang members by police. Police beat one youth three times because he worked late and was accused of being a gang member since he was on the streets.

The US is not always the first option. Many move within El Salvador. According to the Central American University’s Institute of Public Opinion (IUDOP) 2012 Survey, approximately 130,000 Salvadorans were forced to relocate within the country in 2012. One third had moved previously. Often, the same threats to life re-surface. (Police are required to move every two years for this reason.) Thirteen children I spoke to tried moving. Only one, who had been at the new location less than a month, found respite.

Faced with few options at home, they roll the dice and begin charting routes through Mexico to the United States. Most know that even if they reach the US, Central American asylum seekers are usually rejected and deported. Indeed, between 2008 and 2012, as many as 98 percent of Guatemalan, Honduran and Salvadoran cases were rejected. Still, because they are desperate, they explain, possible injury and death on that treacherous journey is a better bet than sure death at home.

In a report released by El Salvador’s Technological University and the United States Committee for Refugees and Immigrants in December 2013, 59 percent of women and 57 percent of men responded that they forego their human rights when migrating. Another 57 percent of women, and 61 percent of men report being willing to endure assault, rape, forced work, kidnapping, death or anything else that could happen.

While over 90 percent of children have a family member in the US, only 35 percent list reunification as a reason for their emigration. One father said he never wanted to be away from his son, but after a string of murders in their town, he worried all the time. Grandparents feel they are too old to fend off gang threats for their grandchildren. An aunt worried that keeping her nephew put her own children at risk. In all cases, the family decides long-term safety in the US is worth the short-term risk of migrating, and parents in the US fear returning to home countries because of high violence.

The US government has too often been on the wrong side of this debate, or has decided based on political rather than humanitarian grounds who could stay and who had to go. Now, we must respond to those in need of our protection. Not doing so will only exacerbate current problems and engender new ones.

* Elizabeth Kennedy is a Fulbright Fellow to El Salvador who is conducting research with Salvadoran child migrants hoping to reach the U.S. You can follow her work at www.elizabethgkennedy.com or on Twitter@EGKennedySD.

 

OPED SOBRE POR QUÉ LOS NIÑOS MIGRANTES DEJAN AMÉRICA CENTRAL, PUBLICADO POR INSIGHT CRIME

Para leer el artículo en el sitio de InSight Crime, ve aquí: http://insightcrime.org/news-analysis/no-place-for-children-central-americas-youth-exodus

‘No nay lugar para los niños”: El éxodo de la juventud de Centroamérica

  • Escrito por Elizabeth G. Kennedy
  • Lunes, 23 de Junio del 2014

Políticos rivales, y algunos informes de prensa, culpan a lo que ellos llaman la  política indulgente del gobierno de Obama hacia los jóvenes inmigrantes para atraer a miles de niños no acompañados procedentes de Centroamérica a los EE.UU.  Después de cientos de entrevistas con menores de edad en El Salvador, la investigadora Elizabeth Kennedy * dice que la razón por la cual los jóvenes huyen es simple: la violencia de pandillas.

SAN SALVADOR, 28 de junio.— Una madre lloraba. Ya había perdido a su hija cuatro años antes, cuando un miembro de una pandilla cortejó a su pequeña niña, la golpeó y le infundió tanto miedo que escapó y nunca se supo más de ella. Ahora, tenía la esperanza de mantener a sus dos hijos lejos de ese mismo destino.

Era una tarea difícil. Hace tres años, cinco miembros de una pandilla golpearon a su hijo mayor, de 17 años, cuando iba a casa desde la escuela por no haberse unido a la pandilla tres. Su hijo más joven, de 13 años, enfrentó la misma presión. La familia huyó de la zona antes de que él también fuera golpeado. Era la quinta vez que se mudaban en cuatro años.

Ahora, los dos chicos se quedan en casa, con miedo a lo que podría suceder si salen. Afuera, dos de las pandillas más grandes de El Salvador —Mara Salvatrucha (MS-13) y Barrio 18— y una serie de otras maras locales, están al acecho.

 Están desesperados.

“Éste no es un lugar para los niños”, dice la madre.

Éstos son tiempos de desesperación, en lo que varios encuestados en mis más de 400 entrevistas, describieron como “tiempos de horror”. Aquí yace la verdadera crisis humanitaria, no en Estados Unidos sino en El Salvador, Guatemala y Honduras, de donde huyen miles de niños y adultos.

Las tasas de homicidios reportadas en la prensa local son más altas hoy que durante las guerras civiles declaradas en El Salvador y en Guatemala hace unas décadas. La tasa de homicidios de Honduras sólo es eclipsada por Siria y, posiblemente, por Sudán del Sur. Con los asaltos, las desapariciones, las extorsiones y las violaciones también en máximos históricos, deben ser mejores en cualquier otro lugar.

Como resultado, más y más niños de estos países están llegando a Estados Unidos: entre 6,000 y 8,000 hasta 2011, aproximadamente 14,000 en 2012, casi 24,000 en 2013, y una probable alza a 60,000 este año.

Los políticos estadunidenses han dicho a la prensa que estos niños son atraídos a Estados Unidos por las políticas implementadas por el gobierno de Obama. Dicen que legislaciones del país, como DACA y la posible reforma migratoria, están llevando a los centroamericanos hacia el norte.

Pero sólo en una de las entrevistas que completé antes de que el presidente Obama designara la situación como una crisis, un niño me preguntó acerca del “DREAM act”. Quince habían oído que Estados Unidos trataba a los niños de manera diferente y querían saber cómo. En los otros casos, el conocimiento de la forma en que funciona el sistema estadunidense es limitado. En los ocho meses que he estado aquí no he oído anuncios de radio ni iglesias que anuncien que los niños no serán deportados.

Es más, después de conocer a cientos que han huido de zonas donde sus vecinos, familiares o amigos han sido amenazados o asesinados, estoy convencida de que las razones se encuentran en la violencia.

Entre las primeras 322 entrevistas que hice con los niños migrantes salvadoreños entre enero y mayo, el porcentaje más alto (60.1 por ciento) mencionó al crimen, las amenazas de pandillas o la violencia, como la razón de su migración.

En los últimos dos años, los informes de Niños en Necesidad de Defensa (KIND, por sus siglas en inglés), del Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR), de la Conferencia de Obispos Católicos de Estados Unidos, y de la Comisión de Mujeres Refugiadas, han citado cifras similares de las entrevistas con niños migrantes en Estados Unidos.

Es lógico. De los 322 menores de edad que entrevisté, 198 tienen en sus vecindarios al menos una de las pandillas (vecindario es la estructura más pequeña que mencionaron, es decir, su colonia, cantón, caserío, lotificación o barrio, dependiendo de si viven en una zona urbana o rural). Aquellos que no observaron la presencia de pandillas dijeron que esperaban que una llegara pronto.

Otros 130 dijeron que asisten a una escuela con presencia de pandillas cerca, 100 asisten a una escuela con pandillas adentro, 109 han sido presionados para unirse a una pandilla y 22 de ellos fueron agredidos por negarse. 70 dejaron la escuela. Más de 30 dicen que se han hecho prisioneros en sus casas, que ni siquiera van a la iglesia. El sentimiento es generalizado. Los menores de edad entrevistados viven en las zonas rurales y urbanas de todos los departamentos (provincias).

El gobierno de El Salvador no ha proporcionado una respuesta adecuada. Numerosas personas aquí dicen que las dos agencias de protección infantil en El Salvador  —el Consejo Nacional de la Niñez y la Adolescencia (CONNA) y el Instituto Salvadoreño para el Desarrollo Integral de la Niñez y la Adolescencia (ISNA)— responden con poca frecuencia a los abusos reportados, al homicidio de los padres o al embarazo de menores de edad. La legislación aprobada en 2009 no deja claro de qué se encarga cada agencia. Tampoco tienen fondos adecuados, ni programas para los niños perseguidos por las pandillas o para los que quieren salirse de ellas.

También hay poca confianza en la policía, en el ejército y en otras agencias gubernamentales. Sólo 16 niños migrantes dijeron haber reportado inseguridad cuando la experimentaron. De estos, dos afirmaron que las amenazas habían aumentado; ocho que la policía se negó a redactar un informe y seis informaron que no había pasado nada después de hablar con las autoridades. En uno de los casos, un violador acusado todavía vive al lado de la casa de la víctima.

El miedo a las autoridades está bien fundamentado. Muchos dicen que las pandillas tienen fuentes de información entre la policía, las oficinas de la Fiscalía General y los vecinos del barrio. Como me dijeron varios de ellos: “Nunca se sabe quién es quién”. Tres contaron historias de jóvenes que presentaron quejas y que luego fueron detenidos como sospechosos, por ser considerados miembros de las pandillas por la policía. La policía golpeó a un joven tres veces porque trabajaba hasta tarde y fue acusado de ser miembro de una pandilla por estar en la calle.

Estados Unidos no es siempre la primera opción. Muchos se mueven dentro de El Salvador. Según una encuesta del Instituto Universitario de Opinión Pública (IUDOP) de Centroamérica, aproximadamente 130,000 salvadoreños se vieron obligados a trasladarse dentro del país en 2012. Un tercio se había trasladado previamente.

A menudo, las mismas amenazas a la vida reaparecen (por esta razón, se requiere que la policía se traslade cada dos años). Trece de los niños con los que hablé intentaron cambiarse. Sólo uno, que llevaba menos de un mes en la nueva dirección, encontró un descanso.

Enfrentándose a pocas opciones en su hogar, ruedan los dados y empiezan a trazar rutas a través de México hacia Estados Unidos. La mayoría sabe que, incluso si llegan a Estados Unidos, los solicitantes de asilo de Centroamérica suelen ser rechazados y deportados.

De hecho, entre 2008 y 2012, hasta 98 por ciento de los casos guatemaltecos, hondureños y salvadoreños fueron rechazados. Aún así, porque están desesperados, explican, la posibilidad de lesiones o de morir en ese peligroso viaje es una apuesta que supera a una muerte segura en su hogar.

En un informe publicado en diciembre de 2013 por la Universidad Tecnológica de El Salvador y El Comité de Estados Unidos para Refugiados e Inmigrantes, 59 por ciento de las mujeres y 57 por ciento de los hombres respondieron que renunciaron a sus Derechos Humanos durante la migración. El 57 por ciento de las mujeres y 61 por ciento de los hombres dijeron estar dispuestos a soportar asalto, violación, trabajo forzado, secuestro, muerte o cualquier otra cosa que pudiera suceder.

Aunque más de 90 por ciento de los niños tienen un miembro de su familia en Estados Unidos, sólo 35 por ciento mencionó la reunificación como una razón para su emigración. Un padre dijo que no quería volver a estar lejos de su hijo, pero después de una serie de asesinatos en su ciudad, se preocupaba todo el tiempo.

Los abuelos sienten que son demasiado viejos para defender a sus nietos de las amenazas de las pandillas. Una tía se preocupaba que por mantener a su sobrino pondría a sus propios hijos en riesgo. En todos los casos, las familias decidieron que la seguridad a largo plazo en Estados Unidos vale el riesgo de corto plazo que representa migrar, y los padres en Estados Unidos temen regresar a sus países de origen debido a la alta violencia.

El gobierno de Estados Unidos a menudo ha estado en el lado equivocado de este debate o ha decidido quién se puede quedar y quién se debe ir, basándose en motivos políticos y no humanitarios. Ahora tenemos que responder a las personas que necesitan nuestra protección. No hacerlo sólo exacerbará los problemas actuales y generará otros nuevos.

* Elizabeth G. Kennedy es una académica de Fulbright que realiza una investigación con los niños migrantes salvadoreños que tienen la esperanza de llegar a Estados Unidos.

Speaking live on The Michael Smerconish Program and The Neida Sandoval Show today

Today, Monday, 23 June 2014, I will speak about my research with child migrants on two radio programs:

For 10-12 minutes between 10:00 AM and 10:30 AM, EST, I will be live on The Michael Smerconish Program on SiriusXM – POTUS Channel 124. It will re-air in the evening (http://bit.ly/1epkwV2).

For 10 minutes between 2:15 PM and 2:45 PM, PST, I will be live on The Neida Sandoval Show on Radio 690AM in Los Angeles and Southern California (www.wradio690.com). This interview will be in Spanish.

 

HABLANDO EN VIVO EN EL PROGRAMA DE MICHAEL SMERCONISH Y EL SHOW DE AHORA DE NEIDA SANDOVAL

Hoy lunes 23 de junio 2014 hablaré sobre mi investigación con niños migrantes en dos programas:

Por 10-12 minutos entre 10:00 AM y 10:30 AM, EST, estaré en vivo en The Michael Smerconish Program en SiriusXM – POTUS Canal 124. Se retransmitirá en la tarde (http://bit.ly/1epkwV2).

Por 10 minutes entre 2:15 PM y 2:45 PM, PST, estaré en vivo en The Neida Sandoval Show en la radio 690AM en Los Ángeles y el sur de California (www.wradio690.com). Esta entrevista será en español.

Quoted by USA Today on 21 June 2014

For the full story, “Media in Central America to migrants: don’t go to the U.S.” by Bob Ortega, go to this link: http://www.usatoday.com/story/news/nation/2014/06/21/media-in-central-america-dont-go-to-us/11204807/ .

“I don’t see any evidence to back up that argument,” said Elizabeth Kennedy, a Fulbright scholar who has conducted more than 400 interviews in El Salvador in her research on child migration.

“That’s not what’s causing people to go,” she said. “The primary cause for children leaving is because they don’t feel safe here.”

Throughout El Salvador, from youths in gang-infested neighborhoods to people in official positions, there has been a lack of knowledge about the details of how the U.S. immigration system functions, Kennedy said. But she said that out of all the interviewees, only one child brought up immigration reform or the possibility of being eligible for the Deferred Action for Childhood Arrivals program, which allows some kids brought to the U.S. illegally to delay deportation.

 

CITA POR USA TODAY, EL 21 DE JUNIO 2014

Para la historia completa: “Medios  en Centro América para los migrantes: No vayan a los Estados Unidos” por Bob Ortega, ve a este link: http://www.usatoday.com/story/news/nation/2014/06/21/media-in-central-america-dont-go-to-us/11204807/ .

“No veo evidencia alguna que respalde ese argumento”, dijo Elizabeth Kennedy, una académica Fullbright que condujo más de 400 entrevistas en El Salvador en su investigación de migración infantil.

“Eso no es lo que está causando que la gente se vaya”, dijo ella. “La causa primaria para que los niños se vayan es porque no se siente seguros aquí”.

A lo largo de El Salvador, desde los jóvenes en los vecindarios infestados de pandillas hasta gente en posiciones oficiales, ha habido una carencia de conocimiento sobre los detalles de las funciones del sistema de inmigración de EEUU, dijo Kennedy. Pero ella dijo que de todas las entrevistas, solo un niño mencionó la reforma inmigratoria o la posibilidad de ser elegible para el Programa de Acción Diferida para Arribos de Niños, que permite a algunos niños relentizar el proceso de deportación.

Quoted by Univision

CITA POR UNIVISIÓN

Para ver mas, aqui es el link al articulo se llama “Existe poca ayuda legal para ninos migrantes:” http://noticias.univision.com/article/1994505/2014-06-18/inmigracion/noticias/existe-poca-ayuda-legal-para-ninos-migrantes .

Difícil obtener el asilo
Es más difícil, aunque no imposible, lograr un caso de asilo, dijo Elizabeth Kennedy, profesora de San Diego State University e investigadora sobre el tema. Kennedy está en El Salvador entrevistando a niños migrantes y lo ha hecho también en Honduras y Guatemala. Aparte de eso se especializa en escribir testimonios para casos de asilo como experta.
“Esto es un servicio muy caro. Yo lo hago gratis porque tengo becas para mi investigación y hago otras cosas, pero toma 20 horas de trabajo hacer estos reportes para casos de asilo con el que probar que hay un temor legítimo de volver al país”, dijo Kennedy. “Las cortes de inmigración además no están aceptando que las maras son organizaciones con capacidad de percusión internacional, lo cual hace más difícil probar los casos”.
 
Difficult to obtain asylum
It is more difficult, though not impossible, to obtain asylum, said Elizabeth Kennedy, San Diego State lecturer and researcher on the topic. Kennedy is in El Salvador interviewing chip emigrants and has also visited Honduras and Guatemala. Apart from this, she specializes in writing expert testimony for asylum cases.
“This is a very expensive service. I do it for free because I have a scholarship for my research and do other things, put it takes 20 hours of work to do these reports for asylum cases in order to prove that the fear of returning to the country is legitimate,” said Kennedy. “Nonetheless, immigration courts are not accepting that gangs are organizations with the capacity of international persecution, which makes proving cases more difficult.”