I submitted this response to the USA Today’s Editorial Board to clarify several inaccuracies in their recent article, “Stopping drug cartels key issue in El Salvador election” (http://www.usatoday.com/story/news/world/2014/03/08/el-salvador-election-central-american-cartels/6162315/). The editorial board did not respond to me, so I am posting it here. As background, I have been living in El Salvador since October 2013, observed eight polling stations during the run-off elections, and am conducting research that examines to what extent drug cartels and gangs work together, if at all.
RESPONSE
How to combat escalating violence partially caused by two transnational gangs – not drug cartels – was the key issue in El Salvador’s recent elections. Importantly, both gangs – MaraSalvatrucha 13 and Mara 18 – began in the United States, not in El Salvador, Guatemala or Honduras, where they now have the largest presence. In each of these nations, both gangs have contributed to increasing crime and homicide, especially since 2007.
While increasing presence of drug cartels in El Salvador may be partially responsible for increasing gang crime, little evidence currently exists that El Salvador is a key transit site for drugs (although neighbors Guatemala and Honduras are known to be key transit points). Furthermore, Salvadorans do not believe drugs are a problem, and few Salvadorans use drugs (although the importance of the problem to Salvadorans and number of drug users have increased each year by small amounts).
Possible root causes of escalating gang violence – like increasing drug cartel influence, poverty or inequality – were scarcely debated. The article indicates that the US has funded judicial training and youth crime prevention initiatives (which would presumably get at root causes), but few programs actually exist. Instead, the US continues investing millions (compared to billions in places like Afghanistan, Iraq and Israel) in strategies that have failed to curb drug supply abroad or demand at home. In fact, money has knowingly contributed to an increase in human rights abuses committed by US-trained-and-funded military and police forces and has failed to address poverty and inequality that lead poor farmers and youth to grow or distribute precursors to drugs and to join gangs.
Problematically, political corruption has been entrenched in Central America since its banana republic days and is likely no worse today. Gangs have proven themselves capable of bribing officials for the past two decades, which does call into question El Salvador’s willingness to combat crime. For this and aforementioned reasons, Central American migrants detained at the Rio Grande sector have fled to seek protection, not to traffic drugs, as the article insinuated. Most have legitimate asylum claims, even though several articles have irresponsibly reported otherwise over the past few months.
El Salvador is not Mexico, Guatemala or Honduras. It uniquely tried to engage gangs in creating solutions after acknowledging that zero tolerance approaches failed to impact crime levels. Because of the complexity of the nation’s problems though, and because of significant opacity around the government-negotiated gang truce, violence has now likely surpassed pre-truce levels. Still though, both FMLN and ARENA candidates wanted to continue using the military to combat gangs. Instead, both need to focus on improving rule of law and opportunities available to the young and impoverished.
As a final note, the claims that President-Elect Sanchez Ceren has ties to international narcotraffickers and MS13 are unsubstantiated and were part of a smear campaign by the right-wing ARENA party.
CARTA DE RESPUESTA A USA TODAY SOBRE RECIENTES ELECCIONES SALVADOREÑAS
Presenté esta respuesta al consejo editorial de USA Today para aclarar varias imprecisiones en su reciente artículo “Detención de cárteles de la droga, tema clave en las elecciones El Salvador”(http://www.usatoday.com/story/news/world/2014/03/08/el-salvador-election-central-american-cartels/6162315/). El consejo editorial no me respondió, así que lo público aquí. Como trasfondo, he estado viviendo en El Salvador desde octubre del 2013, observé ocho centros de votación durante las elecciones de desempate, y estoy llevando a cabo una investigación que examina en qué medida los cárteles de las drogas y las pandillas trabajan juntos.
RESPUESTA
Cómo combatir el aumento de la violencia, parcialmente, causada por dos pandillas transnacionales – no cárteles de drogas – fue el tema clave en las recientes elecciones de El Salvador. Cabe destacar que ambas pandillas – Mara Salvatrucha y Mara 18 – comenzaron en los Estados Unidos, no en El Salvador, Guatemala u Honduras, donde actualmente tienen una mayor presencia. En cada una de estas naciones, ambas pandillas han contribuido al aumento de la delincuencia y homicidio, especialmente desde el año 2007.
Si bien, el aumento de la presencia de los cárteles de droga en El Salvador puede ser, parcialmente, responsable del incremento de la delincuencia de las pandillas, actualmente, existe poca evidencia de que El Salvador es un sitio clave de tránsito de drogas (aunque los vecinos Guatemala y Honduras son conocidos por ser puntos de tránsito clave). Por otra parte, los salvadoreños no creen que las drogas son un problema, y son pocos los salvadoreños que las consumen (aunque la importancia del problema para ellos y el número de usuarios de drogas ha ido en aumento, cada año, en pequeñas cantidades).
Profundas causas posibles sobre el aumento de violencia de las pandillas – como el incremento de la influencia de cárteles de droga, la pobreza o la desigualdad – apenas se debatieron. El artículo indica que los Estados Unidos ha financiado la formación judicial e iniciativas de prevención de delincuencia juvenil (lo que presumiblemente influye en las causas fundamentales), pero en realidad existen pocos programas. En cambio, los Estados Unidos continúa invirtiendo millones (en comparación con miles de millones en lugares como Afganistán, Irak e Israel) en estrategias que no han logrado frenar la oferta de drogas en el extranjero o la demanda en el país. De hecho, el dinero ha contribuido, como es sabido, a un aumento de las violaciones de los derechos humanos cometidas por las fuerzas militares y policiales entrenadas y financiadas de Estados Unidos y no ha podido abordar la pobreza y la desigualdad que conducen a los agricultores pobres y a los jóvenes a distribuir drogas y a unirse a las pandillas.
Problemáticamente, la corrupción política ha sido atrincherada en Centroamérica desde sus días de “República bananera” y probablemente, hoy en día no es peor. Las pandillas han demostrado ser capaces de sobornar a funcionarios durante las dos últimas décadas, lo cual pone en cuestión la voluntad de El Salvador para combatir la delincuencia. Por esto y por razones antes mencionadas, los migrantes centroamericanos detenidos en el sector del Río Grande han huido en busca de protección, no para traficar drogas, como el artículo insinuaba. La mayoría tienen reclamos legítimos de asilo, a pesar de que varios artículos han informado, irresponsablemente, de otra manera en los últimos meses.
El Salvador no es México, Guatemala u Honduras. Este, únicamente, trató de involucrar a las pandillas en la creación de soluciones, después de reconocer que la cero tolerancia aproxima caídas que impactan en los niveles del crimen. Debido a la complejidad de los problemas de la nación y debido a la opacidad significativa en torno a la tregua entre pandillas negociada por el Gobierno, la violencia ha superado, probablemente, los niveles previos a la tregua. Aún así, tanto los candidatos del FMLN y de ARENA querían continuar utilizando a los militares para combatir a las pandillas. En cambio, ambos necesitan centrarse en la mejora del Estado de Derecho y las oportunidades disponibles para los jóvenes y los pobres.
Como nota final, las afirmaciones de que el Presidente electo, Sánchez Cerén, tiene vínculos con narcotraficantes internacionales y MS13 carecen de fundamento y eran parte de una campaña de desprestigio por el partido de derecha, ARENA.